Narra
Ainhoa
Y
sigo preguntando a mi mente y a lo que sea cómo hizo yo un parto
completo. Me pregunto de verdad ya que me recuerdo vivamente de aquel
día en que mi prima entra en trabajo de parto en la cada de mis
abuelos de Barcelona. Yo, al lado de mi madre, casi desmayé por
completo cuando Montse, mi prima, empezó a gritar de dolor. Salí de
la habitación y nunca más entré en ella.
Pasados
cuatro años, hago yo un parto completo y la verdad es que no es nada
fácil. Lo cuanto sudé en aquellos intensos minutos, viendo la
pequeñita viniendo al mundo, como si fuera en cámara lenta. Es
emocionante, es intenso y os juro que quién ve un parto completo se
queda con miedo de vivir un parto en la primera persona. Aquello
parece una escena salida de una peli de terror y al mismo tiempo una
escena de peliculas románticas, de aquellas que te ponen llorando
hecha una loca, quitándote todo el aliento que tienes.
La
pequeñita es la cosita más guapa y más mona que podéis imaginar.
Tiene el pelo rubito, como Pablo, Casilda y Salvador tuvieron cuando
nacieron. Rizitos color de oro, piel clarita, vaya niña más guapa!
Es la nueva atración de la casa, si Elena y Salvador ya era unos
abuelos embobados con la preciosa Sofía, ahora están aún más, una
niña más, Laura es su nombre y llena la gente de felicidad
completa. Abuelos embobados, padres de igual modo y padrinos rendidos
a los encantos de la rubita. Quién son ellos? Pablo y yo... rendidos
a los encantos de aquella cosita tan pequeñita, tan bonito, por
Dios, qué nos morimos de amores por completo!
Nace
una peque del lado de Pablo y de mi lado, Pedro me llama unos días
después gritando en el móvil:
-
Yo voy a ser padre, Ainhoa!
-
Hombre, cuanta felicidad, eh? Pero yo tengo buenos oídos, no
necesitabas de gritar!
-
Anda, qué estoy explotando de felicidad!
-
No es para menos, hermanito... muchas felicidades! Y cómo está
Sara?
-
Está feliz pero hay algo que no está muy bien...
-
Qué pasa?
-
Ella quiere una niña y yo un niño...
-
Que va! Eso es normal.... te recuerdas cuando fue con Mario? Pobre
Juana que tanto tuve que aguantar cuando supe que en la primera vez
era un niño...
-
Fue gracioso... que Mario casi terminaba en el hospital
psiquiátrico... parecía un loco...
-
Es verdad... a ver si el próximo no eres tú, eh? Relájate, sea lo
que sea, lo que importa es que venga saludable!
-
En eso tienes razón... y tú cómo andas? Desde los Reyes que no nos
vemos y ya estamos en septiembre...
-
Yo ando muy bien... yo sigo muy ocupada, por eso todavía no os he
visitado...
-
Siempre la misma excusa... cuando tienes las vacaciones?
-
Las estoy teniendo ahora mismo...
-
Y no vienes aquí? Es inadmisible, señorita Ainhoa Martínez
Sierra...
-
Yo estoy en Málaga...
-
Tu y Málaga... Málaga y tu... tenéis mucho en común, eh?
-
De qué Málaga estás hablando, Pedrito? Por lo que me parece no
estás hablando de Málaga, la ciudad...
-
Qué imaginación tienes! Vale... yo quería referirme a Pablo, lo
admito... cómo van las cositas?
-
Se van bien, genial...
-
Solo eso?
-
Qué quieres saber más? Quieres que te haga un relatorio completo de
todo?
-
Bueno...
-
Acostumbrate a la parte en que yo tengo novio bien elegido, vale?
-
No lo dudo... para pasares tanto tiempo sin venir aquí, debes tener
mucho que hacer con Pablo!
-
Qué gracioso eres, ñoño!
-
Me lo imagino, Ainhoa... me lo imagino las cosas que haces por ahí...
-
Tu y esa costumbre... no os separáis nunca...
-
No debo estar muy equivocado... por las cosas que te he visto hacer
en aquella vez en que nos fuimos a Ibiza...
-
No me vengas con esa! Ibiza es un caso perdido...
-
Perdido en todos los aspectos... yo nunca hizo un viaje tan loco como
en aquella vez...
-
Venga... es mejor ni recordar... es mejor ni recordar aquellas
noches...
-
Tienes razón... es mejor no hablar de eso...
(Flashback:
Ibiza, hace cinco años)
El
primer año de universidad se acababa, el primer año en que viví en
otro país, lejos de mi familia, había sido un cambio muy grande,
pero lo sabía que en el futuro iba a ser muy útil todo este
aprendizage en una universidad tan prestigiosa como esta. Llegan las
vacaciones de Verano y para mi buena sorpresa, mi padre y mi madre me
regalan con algo fabuloso: una semana en Ibiza con mis hermanos. No,
nada de padres con nosotros, lo sabían que el ambiente de Ibiza no
era para ellos.
Qué
riquísimo! Desde siempre deseaba irme a Ibiza, dicen que las noches
son la locura total y ya era cierto que yo, con tan solo 19 años,
iba a vivir de las mejores vacaciones de siempre.
Yo
soltera sin novio, Pedro soltero sin novia y Mario casado con Juana
hace pocos meses, qué sería de esperar? Buenísimas aventuras,
seguro. Llegamos a la bonita Ibiza llenos de enrgía, con las ganazas
a la flor de la piel. Esas mismas ganazas buenas fueron usadas en
fiestas nocturas llenas de locura.
-
Hey! - me aparece un muchacho de los buenos, moreno, muy moreno, pelo
negro, un pedazo de hombre, os digo.
-
Hey! - respondo – Te conozco?
-
No... pero yo quiero conocerte, me pareces que llegaste a Ibiza hace
muy muy poco tiempo...
-
Es verdad... estoy aquí hace dos días...
-
Venga... yo soy David...
-
Encantada... Ainhoa...
-
Tienes un nombre bonito... dónde eres?
-
León... pero tu sabes dónde es eso?
-
Por supuesto que lo sé... yo soy de Navatejera... somos vecinos!
-
Vaya casualidad! Yo tengo familia viviendo en Navatejera..conocías
el abogado Fernando Sierra?
-
Era mi vecino...
-
Anda que... él era mi abuelo!
-
No me lo digas que eres la hija de la enfermera...
-
Sí, lo soy... la conoces?
-
Hombre, que ya estuvimos jugando juntos cuando éramos pequeñitos,
tu y yo...
-
Cómo este mundo es pequeño... vivimos casi tan cercos y nos fuimos
a encontrar aquí!
-
Has venido sola?
-
No... vino con mis hermanos...
-
Ellos están aquí? Hace tiempo que ya no veo a Pedro y a Mario!
Nos
juntamos todos y hicimos un fiestón dentro de un fiestón. Al
rededor de una mesa, copas tras copas, bailes, tonterías, nos
divertimos toda la noche. Confieso que sentí algo por aquel chico y
todavía andamos entre unos besitos, unos abrazos y tal por unos
meses, pero cuando volví a Ginebra para más un año de universidad,
terminamos todo, tanto yo como él ya lo sabíamos que esto iba a
sucederse. Yo con 19, él con 21, los dos en la universidad, deseando
carreras distintas, viviendo para los libros de las materias a
estudiar, no podría resultar en algo que se quedase por mucho
tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario