Narra
Ainhoa
Cae
la noche y llega la hora de irnos a la fiesta. Yo, de vestido gris
por la rodilla y Marisol, de vestido negro también por la rodilla,
entramos en el taxi y cuando llegamos al portón de la casa, parecía
que estábamos llegando a la gala de los Grammy o algo parecido.
Dos
hombres de seguridad en cada lado de la grande alfombra roja que
guiaba las personas hacía de la fiesta, eran altos, grandes músculos
y una piel morena.
-
Nombre? - pregunta uno de los hombres.
-
Ainhoa Martínez...
Él
da un vistazo a su lista de invitados con la mejor de las atenciones
y me haz señal de que puedo entrar.
Todo
parecía salido de una película típica de Hollywood, fiesta junto a
la piscina, camareros bien vestidos sirviendo bebidas de todos los
tipos, DJ poniendo buena música en uno de los balcones de la casa,
luces y más luces, de todos los tipos y de todos los colores, la
noche prometía unas horas bien pasadas.
-
Ainhoa, esto tiene buena pinta...
-
Sí...
-
Bueno, yo ya tengo chico pero tengo que decir que existen buenos tíos
por aquí...
-
Jooo, no son nada de especial, Marisol...
Marisol
me mira muy seria, con cara de extrañeza y después soltó una
carcajada de las fuertes como solamente ella las sabe soltar.
-
Yo comprendo, Ainhoa... especial para tí es un tío que está en
España y que es deseado por miles de mujeres y qué canta de una
manera que te derrite el corazón!
-
De eso no lo dudes... te crees que lo cambiaría por alguno de estos
que están aquí? Esto es solamente físico bueno y nada más...
-
Eso es verdad... al final Pablo es...
-
Atención, señorita... - le interrumpo – Atención a lo que dices
sobre mi chico, vale?
-
Vale, vale... te quedas tan guay con eso ar de protectora, me gusta!
-
Cállate! Yo solo protejo aquello que me encanta, aquello que...
-
Aquello que te encanta... - me interrumpe - ... que te pone en las
nubes, que te deja loca hasta el cielo... que te pone así, Ainhoa!
Una chica perdidamente enamorada...
-
Buenas noches! - llega el señor Martín con una ropa bien casual –
Y qué tal la noche?
-
Está muy buena... - responde Marisol.
-
Está buena, es verdad... esta fiesta está buenísima, enhorabuena!
- le digo.
-
Espero que disfruten que fue para eso que os he invitado... oye, yo
lo sé que debería hablar de esto mañana, pero bueno... me ha
gustado mucho dos inmuebles de la lista, pero hay algo que no me
gusta...
-
El precio? - pregunto yo en tono de sospecha.
-
Eso es... al precio que están no compro ninguno...
-
Escúcheme con atención, Martín... yo vino de España hasta aquí
para presentar esto y yo o aseguro que son inversiones de las
buenas... si usted no quiere, no pasa nada... pero a aseguro que
llegaré a España y luego tendré personas a comprar todo esto
porque todos os desean...
Marisol
me mira muy seria y me guiña su ojo:
-
Martín, hay que ver una cosa... esto son inversiones que alcanzan
lucros impresionantes... o aseguramos que en poco tiempo tendrá todo
el dinero que gastó de vuelta...
-
Aquí no es el lugar ideal para discutir eso... acompañadme hacía
el salón...
Nos
fuimos hacía el salón, estábamos solamente los tres, nos sentamos
en el sofá y yo y Marisol hemos dado comienzo a la “Operación:
convencer”.
-
Me ha gustado esto complejo turístico en Málaga y en Madrid y esto
restaurante en Barcelona... - nos dice.
-
Los dos mejores de los mejores... - comenta Marisol.
-
Es verdad... - digo – Martín, si usted confía en Antonio, por qué
no le llama y le pregunta si son buenos inmuebles o no?
-
Usted es cabezota, eh?
-
Un poco... el suceso está hacía su frente y usted no quiere
agarrarla...
-
Podemos hacer un trato: yo me quedo con los complejos de las dos
ciudades si usted, Ainhoa, se quedar como responsable...
El
típico hombre que vive de chantajes: así es esto hombre y está
pensando él que yo no tengo respuesta para él?
-
Podemos hacer mejor... yo me quedo responsable por el complejo y si
esto no tuviere suceso, yo asumo la responsabilidad total delante del
tribunal...
Marisol
me mira boquiabierta, Martín igual y yo hago cara de quién está
esperando por una respuesta rápida.
-
Si yo me fuese a usted, no arriesgaría tanto...
-
Sabe que yo soy un poco loca... acepta o no?
-
Déjeme pensar un poco...
-
Ahora o nunca: o acepta o yo salgo de aquí y o aseguro que cuando
regresar a España Antonio le vaya llamar y decirle: lo siento, pero
ya hemos vendido todo... es ahora o nunca: sí o no?
Él
suelta un suspiro, Marisol sentía la presión y eso se vía en su
cara y fijaba mis ojos en Martín.
-
Joder... yo acepto... - dice muy alto – Usted no juega ni deja
respirar, eh?
-
Así son los negocios...
-
Cómo sabe todo eso si usted no es de esa área?
-
Yo aprendí como cualquier persona...
-
Ainhoa, tu has visto bien en lo que te has metido? - me pregunta ella
muy asustada cuando llegamos al hotel.
-
Sí... piensas tu que estoy metida en peligro pero la verdad es que
no...
-
Yo pensé que ibas a tener una conversación más tranquila...
-
Cómo podía hacer eso si él luego hizo un chantaje? Un chantaje así
se responde con otro chantaje todavía más dura!
-
Tienes garra... en un día ya tenemos esto todo hecho... y ahora en
los próximos siete días que nos quedan?
-
Lloremos juntas...
-
Buena idea... lloremos a la distancia que nos separa de nuestros
amores...
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