Narra
Ainhoa
El
buen humor ha tomado cuenta de mí y qué bien se estaba así, con
ganas de sonreír, de reír, de jugar y de vivir, siempre hay
noticias que nos hacen felices y os juro que la de hoy fue una bomba
buenísima que se cayó delante de mí.
Estaba
animadísima y mismo no siendo fan de hamburguesas y de solamente las
comer si no existe nada más que me agrade, las hizo de la mejor
manera que sabía, depositando más amor que otra cosa por entre toda
aquella torre de ensalada, tomate, carne, queso y más unas cuantas
plantas de alimentos.
Todo
se estaba sintonizando, un aire harmonioso y feliz se hacía sentir
por todo el lado y cuando estaba echando un vistazo a los programas
en la tele y por casualidad pasa el videoclip de “Éxtasis”, la
primera idea que vino a mi cabeza fue de cantar. Yo nunca canté
frente a Pablo porque es cierto que tengo la voz más horrible que se
puede imaginar y como él tiene una voz que es de otro mundo, no se
puede competir.
Eso
no me molestó, simplemente me dejo llevar por el ritmo y cuando me
doy cuenta, mi voz ya sonaba por todos los rincones:
-
Tómame de los pies a la cabeza porque quiero ser la lava que derrama
tu volcán de miel, bésame, tápame la boca con tu boca porque
quiero arderrrrr!
Me
giro y mi único espectador era el mismísimo autor de toda esta
letra, el mismo que la canta y que pone medio mundo bailando y
cantando, no me intimidé y él se acercó y con los mismos
movimientos y más algunos de los que hace en esa misma canción
cuando la canta en los escenarios, eso sí, me llevó al “éxtasis”
que tanto retrata la canción.
-
Me estás desafiando? - hago cara de las más provocadoras posible.
-
Si tu lo dices...
-
Venga... - y con menos de media docena de movimientos de manos lo
tomé en el sofá, ahora sí le comí a besos como si fuera la última
vez de mi vida, descargando todo mi entusiasmo, éxtasis, calor,
ardor y más un complemento de elementos en él.
Un
subidón de los grandes, su camiseta ya quitada y la mía a punto de
tener el mismo destino, así como las demás prendas que no hicieron
compañía a su camiseta en el salón, estaban dispersas en el
pasillo que conectaba el salón hasta nuestra habitación, el suelo
llevaba con las ropas, las paredes con los encontronazos de nuestros
cuerpos encajados mejor que dos piezas de un puzzle o que en el
Tetris, una corrida sin metas ni tiempos a alcanzar en que la pista
era la cama, aquel colchón, los espectadores las sábanas blancas y
frías y la obscuridad que hacía de la habitación el lugar perfecto
para aquella noche de amor.
Sus
dedos viajaron despacio por mi cuerpo, me devoró como un incendio
devora los árboles de una floresta y yo subí desde el suelo hasta
el cielo, mi sed se calmó, yo le descubrí desde el sur hasta el
norte y nuestros labios ardieron en fuego bien ardiente.
Nuestras
almas se fundieron como un volcán en erupción, incendio sin
control, el fuego creció, nos desatamos y beso a beso nos
intoxicamos de aquel humo de éxtasis y deseo sin explicación.
Era
un momento que no se definía por un día, por una hora, por una
fecha concreta, era simplemente un momento, sin duración, que tuve
comienzo y no tuve fin, simplemente un momento disfrutado con el más
puro amor del mundo y nada más.
Y
con un final así, puedo afirmar por los cuatro costados que esto
Lunes fue perfecto, sí, sí!
Muy feliz, con ganas de vivir,
enamorada cada vez más por la misma persona que es aquella que te
acompaña, qué se puede pedir más a la vida?
No hay comentarios:
Publicar un comentario