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miércoles, 13 de agosto de 2014

68. Bromas, risas y amor

Narra Pablo
Un lunes pasado en la discográfica para definir un montón de cosas sobre la próxima gira, el día me ha puesto hecho un viejo, sin fuerza, con la cabeza cansada y con unas ganas tremendas de poder llegar a casa, tumbarme en el sofá o en la cama y simplemente cerrar los ojos y descansar verdaderamente.
Así lo hizo cuando por fin puso la llave en la cerradura, abrí la puerta y luego me tumbé en el sofá del salón, parecía que había llegado a un lugar de paz, sin agitación, el silencio en aquel momento estaba siendo mi mejor amigo así como el compañero ideal para mi cabeza que parecía explotar.
Si fue bueno o malo, no lo sé, pero esto no tardó por mucho tiempo. Ainhoa entra en casa más eufórica que nunca, con una cara de felicidad que contagiaba a cualquiera, algo extraño siendo ella la persona que odia los lunes de trabajo.
- Hola, cariño! - me saluda con un beso – Estás enfermo? - y acaricia mi pelo.
- Casi... estoy muy cansado y hecho un viejo...
- Yo tengo la solución para curar eso... - se puso por encima de mi cuerpo y la cara justo encima de la mía, dónde yo no podría ver nada más que su cara – Tu necesitas de una ducha, de una buena cena y de... un beso... - y tan solo con aquel beso parecía que había rejuvenecido unos diez años.
- Porqué estás así tan enérgico justo hoy que es lunes?
- Yo me voy a Los Ángeles...
- Cómo así te vas a Los Ángeles?
- Pues voy a asaltar la casa de un actor de Hollywood.... no, es broma, yo tendré que irme a Los Ángeles, pero antes tendré que trabajar hasta que me caiga en el suelo de tanta fatiga! Yo y Marisol tenemos un proyecto de los grandotes...
- Pero a eso se llama suerte! Que te vas a Los Ángeles es un lujo!
- Es un lujo, pero es cierto que no voy a disfrutar de casi nada porque nosotras no nos vamos como turistas... mejor que eso es saber que estaré unos días sin aguantar a esta cosita aburrida que eres tu! - con sus manos mágicas, comienza a hacerme cosquillas en el cuerpo, una de mis “debilidades más debéis”. No aguanto las cosquillas ni por nada y comienzo a reírme hecho un loco.
- Mira quién es ella llamándome de aburrido...
- Quién ha dicho que tu eras aburrido? - y continuó con aquel juego de cosquillas, una manera forma de pasarme parte de su energía que estaba necesitando tanto.
Una de las mejores terapias que podemos tener es recibir la buena energía de las personas que queremos más que todo, olvidamos todos los problema y no hay fatiga que pueda hacer con que no disfrutes de todos los segundos en que estás con esa persona.
Ainhoa me ha cargado las pilas, ha quitado casi por completo el grande dolor de cabeza que estaba molestándome y por encima de todo esto me ha puesto más joven, ya no estoy hecho aquello viejo que entró y luego se fue a tumbar en el sofá.
- A la ducha ahora mismo, señorito! - me ordena en tono de broma – A la ducha que yo voy a preparar la cena, esto es si quieres comer!
- Por supuesto que quiero comer.... después cómo me quedo yo sin comer? Unas hamburguesas sería bestial!
- Hamburguesas? Venga que... quemas calorías haciendo deporte para después llenarte de grasas de las hamburguesas?
- Yo lo sé que tu vas a hacerlas... - le guiño mi ojo y sonrío, intentando convencerla.
- A ver vamos...
- Mujeres y vuestra manía de haceros de difíciles, eh? A la ducha me voy ahora mismo, capitán!
- Así me gusta!
Vaya la buena energía que tiene Ainhoa, contagia, contagia y sigue contagiando más que un virus! Yo fui el más contagiado por todos aquellos buenos aires que Ainhoa tenía y en la ducha fue el escenario perfecto para hacer lo que más me gusta, cantar. El agua caía a una temperatura perfecta y por entre todo aquel jabón y vapor de agua que llenaba el aire sonaba mi voz cantando la canción “Ain't no sunshine”, una de mis favoritas.
- Pablo!
- Qué pasa? -grito desde la ducha.
- Deja de cantar, por favor! Los cristales se están rompiendo!
- Lo siento pero tendrás que aguantar que yo no voy a parar!
- Muchas gracias... te odio!
- Yo también! - los “te odio” más bonitos que se pueden escuchar. Yo en la ducha y ella probablemente en la cocina, hablando de esta manera que en broma se dicen las mejores cosas que podemos escuchar.

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