Narra
Ainhoa
-
Suelta las palabras, hombre! - le digo.
-
A mí... a mí me encantaría que vinieses a vivir conmigo...
Y
aquello pedacito de pan que estaba comiendo fue ingerido en seco
cuando él terminó la frase. No estaba esperando una pregunta así y
por eso me quedé en silencio por unos segundos.
-
Ainhoa, simplemente dime aquello que sientes, no te estoy forzando a
hacer nada, vale?
-
Sinceramente, yo no sé que responderte... - le digo - … yo no
estaba esperando una pregunta así y jamás pensé que en tan poco
tiempo esto se desarrollase tanto... yo no quiero darte una respuesta
y después arrepentirme...
-
Yo te comprendo... me das la respuesta cuando quieras... yo espero...
-
Y tendrás tu paciencia para esperar?
-
Contigo yo tengo toda la paciencia del mundo...
Ahora
decidme: cual es la mujer que no se derrite con estas cosas? Vaya
hombre que tanto hace mi corazón derretirse con sus palabras tan
bonitas!
-
Seamos racionales por un rato... - digo – Todo el ser humano llega
al punto de perder la paciencia que tiene tarde o temprano... tu no
eres excepción...
-
Oye... yo lo sé que tendrás que pensar porque sé perfectamente que
tu no haces nada sin pensar muy bien antes... piensa y después me
das la respuesta, yo no te voy a juzgar ni voy a terminar con todo
esto si me dices sí o no... tu eliges lo que piensas que será mejor...
-
Te lo prometo que voy a pensar en lo que me has dicho... - y le
sonrío.
Yo
tendré mucho que pensar. Muchísimo, porque simplemente no sé si
debo decirle “Sí, yo me voy a vivir contigo” o entonces le digo
“No, no me voy a vivir contigo ahora”.
Cada
respuesta tiene sus puntos positivos y sus puntos negativos.
Si
le digo que acepto será bueno en una parte porque pasaré más
tiempo con él y es obvio que nuestra intimidad se desarrollará aún
más. Por otro lado, vivir juntos es casi la misma cosa que estar
casada, o sea, algo que pronto no tengo el objetivo de serlo.
Después
tenemos la otra situación: decirle que no. Si le digo esto, es de
esperar que él se cuestionará interiormente el porqué de mi
respuesta y por mucho que intente justificar, habrá siempre algo que
él no comprenderá. La parte positiva de decirle que no es que voy a
mantener mi casa y mis normas, en su casa será distinto, pues
tendremos que fundir las normas de cada uno y hacer con que lleguemos
a un acuerdo, algo que ya escuché de mucha gente que no es fácil y
siempre existen punto que jamás llegarán a un acuerdo mutuo.
Estoy
en el medio de un puente y no sé para qué lado debo irme. Me siento
tan mal porque cualquier mujer que tuviese un hombre como Pablo le
diría rápidamente que sí, pero yo, porque soy siempre diferente,
simplemente le digo que tengo que pensar. Creo que debo merecer una
cachetada bien fuerte, no?
No
estoy exagerando. Se nota que miles de chicas sueñan en tener un
chico como Pablo en sus vidas y yo tengo la muy buena suerte de tener
el “original” en mi vida. Esas chicas seguramente que le
responderían que sí inmediatamente. Yo, Ainhoa, la chica que es
siempre diferente de las demás, no sé si le respondo con un “sí”
o con un “no”.
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