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sábado, 19 de julio de 2014

38. Perdóname

Narra Ainhoa
Me despido de Pablo, salgo del coche y no sé cómo empiezo a temblar. Madre mía, me está pasando un miedo de entrar por aquella puerta que es inexplicable. Respiro profundamente, abro el portón, el coche de Pablo se pone en marcha y yo con la maleta llena de ropas que él me regaló, camino hacía la puerta.
Paro antes de abrirla. Pienso, te relajo, respiro profundamente, vuelvo a pensar y sonrío. Mi familia no tendrá que juzgarme duramente y si lo hace, simplemente tapo mis oídos porque valió la pena pasar el día de ayer y esta mañana junto a él.
Abro la puerta, doy el primer paso y luego veo la cara de mi hermano Mario, que no sé si está enfadado, contento, no sé, nunca le he visto con esta cara.
- Hola hermanito! - le saludo.
- Es bueno que estés tranquila porque cuando el padre entrar en casa, lo tendrás que escucharlo...
- No te preocupes, Mario...
- Yo te he visto salir de casa... un chico vino a recogerte, eh? - en esto momento me asusto, será que Mario ha visto que era Pablo? - No le visto su cara porque estaba con la garra... hace cuanto tiempo que estáis juntos?
- No lo sé muy bien, pero... creo que desde el día que vino a visitarme en el hospital...
- Tu no lo sabes hace cuanto tiempo?
- Y cual es el problema? Fueron tantas casualidades y tanta cosa mezclada que no puedo decir una fecha en concreto...
- Por fin te veo en casa! - llega mi madre - … qué escapada te has dado, no?
- Te aseguro que fue una escapada buenísima!
- Sí, sí... eso me huele que tiene chico...
- Bueno... - balbuceo - … sí, tuve un chico...
- Qué es esa maleta?
- Son unas ropas...
- Ya estoy imaginando lo que se sucedió... - se acerca de mi oído y me susurra - Una escapada romántica, me equivoco? - mi madre nunca se equivoca. Yo le respondo con una sonrisa que es lo mismo que afirmar lo que sospecha.
- Yo no sé lo que ha pasado por la cabeza de tu padre... - continua mi madre - … qué cojones le ha dado en la mente para llamar la policía?
Y en eso momento entra mi padre y todos nos callamos. Él me mira, cierra la puerta y me mira de nuevo.
- Por fin apareces en casa... - me dice – Porqué no has dicho dónde irías?
- Papá, será que no soy adulta lo suficiente para salir de casa y no decir a dónde voy? Ahora todas las veces que salgo a la calle tendré que decirte dónde me voy? Si yo no he dicho dónde estaba indo es porque tuve motivos para eso...
- Me quedé preocupado... - me dice.
- Eso no es preocupación... yo ya crecí, papá, por mucho que quieras protegerme, yo tengo las alas para volar dónde me da la gana... no es el caso de la preocupación que me deja enfadada pero sí llamar a la policía por eso! Qué te ha pasado por la cabeza?
- No lo sé... - me responde - No sé qué cojones ha pasado en mi mente para llamar a la policía!
- Tu tienes un problema, papá...
- Cuál?
- Aún no te has enterado de que tu “pequeñita” ha crecido, que ya es una adulta que asume grandes responsabilidades, que ya su propria vida...
Mi padre se quedó cabizbajo, absorbiendo todas mis palabras y reflexionando.
- Es eso el problema, hija... los años pasaran volando y no me he dado cuenta que mis tres hijos ya son independientes, que ya tienes sus proprias alas para volar en la vida... los tiempos en que yo os protegía de todo y de todos se acabaran...
Vino hacía mí y no sé como reaccionar. Por la primera vez en toda mi vida veo los ojos de mi padre empapados de lagrimas y él me abraza de la misma manera que hacía cuando era una niña pequeña.
- Perdóname por lo que hizo...
Lo aprieto con todas mis fuerzas y me caen las lagrimas también. Él pude haber hecho mil errores, pero a pesar de todo es mi padre, el hombre que siempre fue un ejemplo de coraje y de fuerza para mí, mi héroe y el hombre que me ha enseñado un montón de cosas útiles para la vida.
- No pasa nada, papá...
- Parece que fue ayer que te tomaba en mi regazo y te enseñaba los aviones del ejército...
- Papá, no me hagas llorar más, por favor! - le sonrío.
- Vale, vale... por lo menos puedo preguntarte si hiciste una escapada con un chico?
- Sí, yo hizo una escapada con un chico...
- No me digas ahora que estás teniendo una relación? Hostia, yo estoy muy retrasado en el tiempo! - se reí.
- Si es eso que quieres saber... sí, yo estoy teniendo una relación...
- Cómo se llama él?
- Pues... - balbuceo - … se llama... Pablo...
- Muy bien... y te gusta?
- Claro sino no tendría relación, papá!
- Espero que sea un tío bueno y que te respecte...
Y en mi mente se queda la pregunta: cuál será la reacción de mi padre cuando descubrir que Pablo Alborán es el chico ese que espera que me respecte y que sea un tío bueno?
Conozco muy bien a mi padre, pero no se cuál sería su reacción. Quizás aceptase tranquilamente o tal vez me llenase los oídos de que Pablo solo me quiere como capricho o entonces que yo estoy con él a ver si cumplo algo que deseo. No sé, no sé si él tendría el coraje de decirme esas cosas, pero del General Martínez tenemos que esperar todo.
Cuando mi hermano Mario presentó a Juana a la familia y nos ha dicho que iba a casarse con ella, mi padre simplemente ha preguntando:
- Es con ella que te casas, hombre?
A mi padre no le ha gustado mucho a Juana, pero ahora parece que todo está y que la acepta tranquilamente. Con Sara, yo creo que le gusta y no sé el porqué.
Bueno, mi padre ya no tiene que preocuparse con sus nueras porque ya tiene las dos de sus dos hijos, ahora creo que le grande problema de mi padre que comienza hoy es: quién será su único yerno?
Apuesto todo lo que tengo que mi padre ya vaya soñar con eso, ya vaya hacer “proyectos” de los hombres ideales para mí y que a partir de ahora todas las veces que estuviere con él, me preguntará cuando yo le voy a presentar a aquel Pablo, que tanto imagina mi padre cómo será el hombre con eso nombre.

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