Narra
Pablo
-
Desayuno en un balcón con vista a la playa? - se sorprende Ainhoa –
No dejas de sorprenderme!
-
Es justamente eso que quiero... sorprenderte...
-
Cómo has sacado todo esto? Esta casa maravillosa... todo esto!
-
Simplemente la alquilé por dos días para nosotros...
-
Esto seguramente te ha costado una fortuna porque esta es una caja de
lujo! Yo no necesito de tantos lujos!
-
Pero si tu eres una chica de lujo, cómo no necesitas de un poco de
lujo?
-
En serio, Pablo... - me mira muy seria - … todo esto es muy bonito
y es obvio que me gusta, es verdad... pero yo no quiero que estés
gastando tanto dinero con todo esto cuando hay gente que necesita de
productos básicos como comida y ropa...
-
No dejo de impresionarme contigo...
-
No es impresionarte conmigo... es que yo no estoy acostumbrada a
tener tanto lujo mismo siendo de una familia poderosa en cuestiones
monetarias... el único lujo que quiero es estar contigo y nada
más...
-
Ainhoa... - acaricio sus mejillas – … yo hago esto porque me da
la gana, porque quiero verte feliz...
-
Yo soy feliz contigo... - me interrumpe - ... y no son necesarios
caprichos como estos que estamos teniendo ahora...
-
Valoras mucho más las cosas pequeñas?
-
Muchísimo, Pablo... valoro todo... hasta las cosas que parecen más
tontas...
-
Entonces ya somos dos... - me perdí en sus encantos y en sus labios
que me hacen olvidar el mundo y los problemas que existen.
Nos
besamos al ritmo del sonido del romper de las olas, despacio,
intenso, dónde las palabras se hicieron sentir en todo aquel rozar y
morder de labios. No hay voz ninguna que se haga escuchar porque los
besos se han apoderado de nuestras voces, de nuestras palabras que
nunca serán suficientes porque nada puede medir en una escala, no
hay unidad de medida para el amor, simplemente se siente y listo.
-
Mira, la playa está pidiendo...
-
Nos vamos? - me interrumpe.
-
Vayamonos? - le desafío.
Ella
se levanta sin nada responderme y me desafía también:
-
A ver quién llega primero... - y empieza a correr.
Yo
corro también, bajo las escaleras del balcón que tiene acceso
directo a la playa y ella sigue un poco adelantada. Para por un rato,
quita el vestido y yo me muero con su sensualidad, aquel bikini azul
le queda perfecto en su cuerpo dónde las curvas son lo que más me
vuelve loco. Corre de nuevo y salta para el agua de una manera
totalmente loca.
Mientras
corro quito la camiseta y entro en el agua, la agarro y la beso.
Narra
Ainhoa
Cada
vez más me parece que soy la protagonista de una peli romántica,
todo es tan perfecto que me cuesta creer que esto es real y no
solamente algo que se ve en las películas.
Una
playa solamente para nosotros, dónde nadie nos pueda molestar es el
deseo que cualquier persona y yo tuve el privilegio de estar en una
playa. Solo estamos yo y Pablo, la arena y el mar, el sol y nada más,
un auténtico sueño.
Partí
hace algún tiempo en una aventura que me está sorprendiendo, que
quiero vivila hasta siempre y esa aventura tan maravillosa se llama
Pablo Moreno de Alborán Férrandiz.
Las
olas avanzan desde el mar hasta llegar a la arena, se rompen, reculan
y vuelven a hacer el mismo ciclo sin parar, el sol reluce con grande
intensidad sus hermosos y luminosos rayos de sol, el calor de Agosto
se hace sentir en altas temperaturas y yo y Pablo juramos amor eterno
y constante, hacemos todo el tipo de declaraciones de amor que se
pueden imaginar, nos besamos y nuestras manos acarician uno al otro,
en movimientos cariñosos.
Aún
con el cuerpo totalmente mojado, me tumbo sobre la arena y Pablo haz
lo mismo a mi lado. El sol está fuerte que casi me cierra los ojos y
yo simplemente me pongo escuchando el tranquilo ruido del romper de
las olas, algo muy relajante.
-
Qué aventura, eh?
-
Sí, qué aventura... - le respondo – A ver, qué aventuras, no? Es
que con tantas aventuras por amor, no se puede resumir!
-
Pero que gustan esas aventuras por amor, yo lo sé...
Sonrío,
al final me encantan estas aventuras porque simplemente esto amor
está siendo una aventura maravillosa para mí.
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