Narra
Pablo
-
A los camerinos! - por fin empezarán los gritos, los constantes
gritos de orden para toda la banda.
Me
cierro en el camerino, dónde tengo todo el conforto que necesito y
en primer lugar como algo, que estoy con una hambre de león. Un
bocadillo aquí, un poquito de fruta, algo ligero porque con todos
los movimientos que haré en lo escenario, yo no puedo estar de
estomago muy lleno.
Me
visto y sin embargo ya escucho una voz en la puerta, la voz de mi
hada madrina:
-
Pablo, ya llegó la chica de la tarjeta de esta mañana!
-
Me voy ya... gracias por avisarme... - me miro unas cuatro veces al
espejo antes de salir del camerino.
Llego
hacia la área reservada a los invitados y allí estaba Ainhoa,
preciosa como siempre está, acompañada por tres mujeres.
-
Madre mía, no me lo creo en lo que estoy viendo ahora! - dice la
señora de pelo marrón, se nota que es la madre de Ainhoa.
-
Yo te he dicho mamá... - dice Ainhoa a ella - … yo no estaba
jugando!
-
Buenas noches señoritas... - las saludo.
Es
difícil disfrazar tanta cosa ante ellas, será muy complicado
ocultar lo que siento por Ainhoa, hacer cómo si nunca la tuviese
visto en mi vida.
-
Hola Pablo, me llamo Sara. Encantada! - me saluda la primera y casi
que puedo apostar que Ainhoa será la última a saludarme.
-
Encantado, Sara. - le digo. Ella me entrega un disco para que lo
firme y lo hago – Aquí tienes la firma... - hago una foto y sigue
otra chica, que parece que está teniendo una taquicardia.
-
Ai madre que me parió... eres mismo tu, hombre! - todos nos reímos.
-
Pues cómo te llamas?
-
Juana... encantada Pablo... me muero ya... - me saluda con dos besos,
más dos firmas y una foto.
Ahora
un momento histórico: voy a hablar con la madre de Ainhoa.
-
Por fin te conozco, chico! - me da un abrazo y dos besos en la cara –
Yo vivo encantada por tus canciones, Pablo...
-
Muchas gracias, señora...
-
Pilar... Pilar Sierra... tu eres más guapo en vivo! - bueno, creo
que ya lo sé dónde Ainhoa sacó toda la sinceridad: de su madre,
pues, así como Ainhoa, Pilar dice todo lo que piensa. Es una señora
muy guapa, Ainhoa es parecida con ella, tienen el mismo color de pelo
y de ojos y una cara parecida también.
Firmo
sus discos, hago una foto y ahora sí, el momentazo de la noche.
-
Hola Pablo...
-
Hola Ainhoa... - ups, sin querer he dicho su nombre y todas se quedan
mirándome con sorpresa...
-
Cómo sabes mi nombre? - disfraza ella.
-
Pues... - sollozo - … me han dicho que... la chica que ha ganado la
tarjeta VIP se... se llamaba Ainhoa... - y respiro profundamente así
como Ainhoa, que seguramente que me iba a cortar mis huevos, seguro
que me mataba.
-
Ah, vale, vale... encantada, Pablo... - todo esto es muy raro para
mí. La saludo con dos besos en la cara, reacciono como si nunca la
tuviese visto ni hablado con ella. La única cosa que me gustado fue
hacer una foto con ella, me puso lo más cerco que podía, una mano
en su espalda y de una manera muy disfrazada la acaricio suavemente.
En
tono de venganza, ella pisotea mi pie.
-
Aiii! - grito.
-
Perdón, Pablo... te hizo daño en el pie?
-
No, no... ya pasó, ya pasó...
-
Pablo, en cinco minutos tienes que estar en el pasillo... - me avisa
uno de los asistentes de camerino.
-
Pues parece que tienes que irte... - me dice la madre de Ainhoa.
Me
despido de todas ellas, hicimos una foto todos juntos y hizo de todo
para quedarme una vez más junto a ella. No perdí ninguna
oportunidad de sentirla lo más cerca de mí.
Camino
hacía el pasillo, dónde se encuentran mis padres, que siempre que
pueden me acompañan en los conciertos.
-
Te ha gustado las invitadas especiales, eh? - me pregunta mi padre
arqueando sus cejas.
-
Sí, son muy graciosas... - respondo sonriendo como un niño pequeño.
-
Nunca las he visto... - dice mi madre – Quién son ellas?
-
Unas amigas mías...
-
Unas amigas especialísimas, eh?
-
Papá! Son unas amigas, cual es el problema de invitar unas amigas a
mi concierto?
-
No hay ningún problema, Pablo... ningún problema... - me responde
sonriendo.
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