Narra
Ainhoa
Pensaba
que iba a irme a la ventana cuando me desperté. No fui, recibí la
visita de mi familia y cuando he demostrado que levantaba las tan
temidas piernas, la alegría ocupó el lugar de la tristeza.
Una
tarde llena de visitas y yo desesperando para irme a ver el maldito
sol. Quiero verlo antes que llegue la noche, punto.
-
Se puede? - alguien golpea la puerta. Es una voz masculina y la
conozco de algún lado.
-
Sí... - respondo.
La
puerta se abre, empiezan a sonar sus pasos. Mi pensamiento se tornó
realidad y Pablo entraba por aquella puerta. No supe como
reaccionar, solo le miro cercándose cada vez más y de mí.
-
Qué cara es esa? Parece que has visto un fantasma!
-
Sí, he visto un fantasma... - podría imaginar cualquier persona
entrando por aquella puerta menos él. No me ha pasado por mi mente
que era él, él mismísimo que entraba por aquella puerta.
-
Yo asusto tanto? - me pregunta.
-
Un poco... sabes, eres parecido con el Godzilla...
-
Con el Godzilla? Es la primera vez que escucho eso... - debo estar
con el efecto de alguna droga. Bromé con Pablo, le sonrío y nada
hago cuando sonrió para mí – Cómo estás?
-
No estoy mal... en esta vez tuve derecho a no trasladarme para la
luna, el hospital tenía plazas libres!
-
Madre mía, aún bromeas con todo esto?
-
Yo rio para no llorar, simplemente... - y de las bromas pasamos a la
conversación seria – Cómo supiste que tuve el accidente?
-
Vi la noticia en la tele... mi padre llamó a tu numero y tu
hermano le ha dicho que fuiste que...
-
Vale... - le interrumpo - ...y por qué has venido?
-
Me quedé preocupado. Tenía que verte, asegurarme si estabas bien o
no, si necesitabas de algo...
Mi
corazón parece que está en una corrida, mis latidos son rápidos,
muy rápidos, a alta velocidad. Aquello me tocó, hace solamente un
mes que me conoce y ya haz esto. Viene de Málaga o dónde sea a León
para verme. En esto momento me desarmo, dejo las espadas y todas las
armas que tengo. Un mes no es casi nada, casi no nos conocemos y en
esto momento malo en mi vida, él aparece mientras muchos de mis
amigos hace años no lo hicieron.
Mi
respuesta fue sonreír y escucharlo. Me quedé “touché” con su
acción y por más que intente controlarme, las lagrimas empiezan a
caer como la lluvia.
-
Qué te pasa?
-
Yo bromeo con todo esto por que ya he llorado mucho... - mis
emociones toman el control de todo y mi corazón se abre para hablar
lo que siente - … pensé que podría quedarme sin poder caminar...
yo no sentí mis piernas por unas horas... fue una sensación
horrible...
Siento
algo en mi mano derecha, la miro y veo que él la agarró. Por
increíble que esto parezca, una tranquilidad y un conforto
increíbles se hacen sentir en mí. No sé explicar, pero en aquel
momento yo no contesto, no me enfado, nada, simplemente dejo esto
sucederse y no sé cómo permito algo así
-
Tu eres fuerte...
-
Parezco fuerte, pero no lo soy... soy muy frágil, más frágil que
un cristal cuando se cae al suelo, pero no lo demuestro... - no tengo
la costumbre de hablar de mí de esta manera, tampoco con personas
que conozco hace poco tiempo, como es el caso de Pablo.
-
Yo siempre supe que por de tras de esa Ainhoa fría, existe una
Ainhoa con sentimientos...
-
Tu eres brujo o qué?
-
No necesito de ser brujo para saberlo... - sus manos, las mismas que
tocan la guitarra y que hacen a miles de personas emocionarse, suben
hasta mi pelo y lo acarician como si de un diamante se tratara. Por
dentro, casi todo explota de una manera harmoniosa y todo se
intensificó cuando su boca se cerca de mi oído y me susurra:
-
Quiero que sepas que has tomado todos mis pensamientos y mi
corazón...
Cierro
los ojos, absorbiendo todas aquellas palabras susurradas a mi oído,
palabras que fueron dichas de una manera tan dulce, de una manera que
nunca escuché y sentí. Mi piel se erizó completamente cuando sentí
su aroma y su cara muy cercos de la mía.
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