Narra
Pablo
Almuerzo
con Alicia, pero pienso constantemente en Ainhoa. Daba todo para que
volver a verla, escuchar su voz de nuevo, mirarla a los ojos y
decirle que no la olvido, que algo me atrae para ella, como fuese un
imán.
Alicia
me besa pero besala o besar a un muñeco de plástico es la misma
cosa para mí. No siento nada, deseo otros labios, sentir otro aroma,
ver otra mirada y acariciar otra cara.
-
Qué te pasa, por dios? - preguntame Alicia.
-
No me pasa nada...
-
No, no... algo te pasa...
-
No me pasa nada!
-
Por qué estás mintiendo, Pablo? Estás muy raro, pareces que ya no
me deseas...
“Es
verdad, yo deseo a Ainhoa”, pienso. No sé que responder, quizás
debería decirle la verdad, que ahora vivo pensando en otra chica,
pero y después? Seguramente, Alicia iba a descubrir quién era
Ainhoa y tal vez pudiera hacerle algo malo y no quiero que le suceda
algo malo por mi culpa.
-
Alicia, yo creo que... - empiezo a sollozar, respiro profundamente,
ganando el coraje para decirle algo - … creo que deberíamos darnos
un tiempo...
-
Estás diciendo para alejarnos por un tiempo? Existe otra chica que
yo no sepa?
-
No es eso... solo quiero estar absolutamente seguro de que... -
Alicia se enfada y me interrumpe:
-
Muy bien, Pablo... te doy todo el tiempo del mundo, jamás volverás
a verme... - ella se levanta y se va. Me quedé solo en la mesa, con
la compañía del vino. Me siento un poco mal, pero al mismo tiempo
me siento libre, un hombre nuevo y sonrío.
Pienso
en su mirada, aquella mirada que he visto cuando me giré. Sus ojos
marrones, color de café, tienen algo de especial, no los olvido por
nada de esto mundo.
Salgo
de restaurante, camino hacía la playa que está muy cerca, me siento
en la arena y miro al mar. El sonido de las olas me vuelve en un
montón de pensamientos, todos ellos centrados en Ainhoa, el nombre
que mi corazón grita con toda la fuerza.
Volando
en mis pensamientos y pensando en su mirada, un nuevo mundo se ha
creado dentro de mi cabeza desde que la vi. Creo que en esta vez me
enamoré de una manera muy distinta. Esto no es una pasión pasajera,
no es algo que se siente por unas horas o por unos días y después
de va. Deseo mucho más que sus besos, ver sus miradas y sentir su
olor, deseo conquistarle todos los días, ser el motivo de muchas de
sus sonrisas, ser aquel que le llama todas las mañanas dándole un
buenos días lleno de cariño.
-
Ainhoa... - susurro para mi - … coño, me estás dejando como un
loco!
Escribo
su nombre en la arena mojada por el agua, una ola pasa por encima y
por increíble que parezca, su nombre no se desapareció
completamente. Aún se podía ver muy bien que Ainhoa estaba escrito
en la arena.
He
tomado aquello como una señal, una señal del destino o tal vez de
la Naturaleza o de lo que sea. Esto nunca se sucedió antes.
Un
nombre, seis letras y algo intenso que se siente en el corazón. Es
el nombre que haz mi corazón latir fuertemente, que ocupa mis
pensamientos a cada segundo.
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