No
soy fan de Pablo Alborán y tampoco voy a ser ahora que le conocí.
Esto chico se cree que por ser famoso y por ser deseado por tantas
chicas, que ya puede conquistar cualquiera con sus palabras y sus
juegos de preguntas.
Después
de tener todas las cajas en el salón, empiezo a poner todo
organizado en su sitio ya que mañana voy a empezar a trabajar y
seguramente que tendré poco tiempo para hacer esto.
El
apartamento es muy bonito. Tiene dos habitaciones, una cocina moderna
y un salón con un sofá tal como me gusta. No es el mayor
apartamento ni lo más lujoso, es lo ideal para mí.
Lleno
el armario de la habitación con toda mi ropa, mis zapatos, bolsos y
otras cosas más. Por lo menos no tengo el problema de tener que
aprovechar cada rincón del armario, tal como se sucedía en mi
apartamento en Madrid.
En
la otra habitación preparo una especie de “escritorio”. Lleno el
armario que existe con dossieres, montones de papeles. Abrí la caja
de los recuerdos y lleno la estantería con casi todo: fotos, algunos
muñecos que me han dado y junto a la estantería he puesto la
guitarra.
Como
Pablo ha dicho, esta guitarra es antigua. Fue mi bisabuelo que la
compró y fue pasando de generación en generación hasta que llegó
a mis manos. Yo sé tocar guitarra pero no tanto como mi padre, mi
abuelo y toda mi familia. Me encantaría saber tocar muy bien, pero,
con el poco tiempo que tengo, eso es una tarea imposible. Quizás no
aprenderé más ahora que ya no vivo en el clima agitado de Madrid?
Recojo
una caja pequeña con fotos. Me siento en la silla y empiezo a ver
cada una. Empiezo con las fotos de mi niñez y luego empiezo a
llorar. Cómo echo de menos aquellos días pasados en la granja de mi
abuelo, tratando de los animales, jugando con mis primos, sin ninguna
preocupación! Llegan las fotos de mis tiempos de la universidad y
ahí el corazón abre de nuevo la herida que había cerrado cuando vi
la foto en que estaba yo y Luis.
Fueron
dos años de buenos recuerdos, pero también tuvieron sus malos
recuerdos. Jamás olvidaré la cachetada que me ha dado cuando el
pregunté si me estaba traicionando. Fue por eso que rompí todo.
Me
sentí la peor persona del mundo, pasé muchos días sin salir a la
calle, con miedo de que él me persiguiera. Aún vivo un poco con eso
miedo, al final, yo vivo sola y no tengo a nadie que me proteja.
Mi
familia vive en León, o sea, están lejos de mí y también no tengo
muchos amigos en Madrid. Ahora aquí en Málaga solo conozco a
Salvador y a Marisol, pero ella a los fines de semana se va para
Madrid para estar junto a Hugo, su novio. Me siento un poco
indefensa, no sé si mi fuerza será suficiente para enfrentar la
calle sola.
Son
muchas las fotos que tengo y decidí tirar a la basura algunas de
ellas, como por ejemplo, todas aquellas en que Luis está presente.
Lloro, pero al mismo tiempo siento una paz interior que hace un
montón de tiempo que ya no sentía. Creo que solamente ahora cerré
completamente el capitulo “Luis” y empezaré otro nuevo.
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